martes, 24 de julio de 2018

Reseña - Noches sin Luna

¡Hola, lectores!

Llevo tecleando, haciendo y deshaciendo lo escrito, un buen rato; miro la pantalla del ordenador convencida de lo que os quiero decir, pero creo que no tengo palabras suficientes para poder expresarlo. Eso es lo que me ocurre cuando me apego a un libro de la misma manera en la que me he apegado a «Noches sin Luna» de la autora Cristina Rodríguez. 

Sinopsis

¿Hasta dónde llegarías para encontrar la llave de tu pasado?
Diana ha decidido celebrar su boda en La Paloma, la finca familiar situada en la sierra andaluza, Paula, su madre, ha accedido a ello a pesar de que lleva treinta años sin volver a casa y sin ver a su familia.
Desde el momento en que ambas ponen un pie en el lugar la tristeza se instala en los ojos de Paula, que no tarda en sentir a los fantasmas del pasado merodeando a su alrededor.
¿Por qué se fue Paula de La Paloma? ¿Por qué le afecta tanto ese lugar?, son las preguntas que deberá responder Diana, que no dudará en llamar a las puertas del pasado para descubrir la verdad.*

Reseña

Para quien no lo sepa, me gustaría comenzar diciendo cuáles son los aspectos más importantes para mí a la hora de leer una novela; en mi caso es el retrato de la sociedad y, por ende, los personajes.
Esta novela consta de unos personajes perfectos por sus imperfecciones, pues la autora ha sabido hacer de sus creaciones personas y no seres fantásticos que lo hacen todo perfectamente. Personajes con debilidades, con errores, con deseos, pasionales, racionales y a la misma vez irracionales. Todo este conjunto de características hace que unos se adentre más en la historia y empatice con los personajes.
Del mismo modo que todos y cada uno de los personajes han sido maravillosos en esta novela, el retrato social y político que crea del pueblo es, sin duda, algo espectacular. En este podemos ver el comportamiento de un pueblo, sobre 1970, donde impera la Ley Divina -o la religión- la pureza, la castidad y la mujer como un ser sumiso. Una diferencia social entre la gente de bien, los jornaleros del campo andaluz y las prostitutas. Asimismo, contemplamos cómo esa vida de pudor era algo que estaba de puertas para adentro con el marido y de puertas para fuera con la sociedad, pero que a las mujeres no les producía satisfacción alguna, ya que ellas querían verse libres, con la capacidad de disfrutar sin ser juzgadas, ser más que un «algo».
Esto se contrapone con la historia que, poco más tarde, ocurrirá en Barcelona, donde se retrata una sociedad cosmopolita en la que se puede ver el gigantesco salto que hay de vivir en un pueblo -ya sea norte, sur, este u oeste- a vivir en una gran ciudad. 
Por medio de la historia de Diana, podremos conocer la verdadera historia de esta novela, la de Paula.   Ella se trata de un personaje al que le vas cogiendo cariño a medida que vas descubriendo junto a Diana cuáles son los secretos que se han ocultado durante tantos años. Sin duda alguna, terminas empatizando con ella, con ese amor que sentía hacia Alejandro Casado, personaje que quiero que conozcáis por vosotros mismos, ese amor tan tierno, tan puro y tan real. Aquí es cuando entra mi conflicto emocional y creo que os debería responder con una cita de la novela: «El amor son risas sin sentido, son miradas cómplices, es sentir que el paso que das es el correcto. Todo lo demás son simulacros de algo parecido al amor, y por desgracia, no todas las personas pueden sentir algo así en sus vidas». ¿Qué quiero decir con esto? Si habéis experimentado el amor que se da en la novela, podréis verlo como algo completamente normal. En el caso de que no lo hayáis experimentado, podréis encontrar este amor poco creíble. En este caso es algo muy subjetivo y que depende de vosotros el categorizarlo como creíble o no.
Sin duda alguna en este libro veremos a mujeres fuertes y mujeres sumisas, veremos a hombres «chapados a la antigua» y, lo que hoy es totalmente natural, lo clasificaríamos, por el contexto de la obra, como revolucionarios. Diferente a lo que se veía en el sexo masculino tras haber vivido y haber sido educado en una España oscura y dictatorial.
Arte. En este libro hay mucho arte y magnífico. Pero no es solo arte lo que podremos ver gracias a las referencias que Cristina nos deja a través de Paula y Alejandro, sino que sus propias palabras lo son.
A pesar de ser un estilo sencillo y ameno, ha sabido trazar de una manera pulcra y definida, con su mezcla de pigmentos y, sobre todo, con sus delicadas palabras, una novela de una calidad destacable, donde los paisajes y las calles dejan de ser palabras para convertirse en cuadros que nuestra mente es capaz de crear. 
Cristina ha realizado un trabajo espectacular y al que le he cogido un gran cariño. Este libro, repito, es como el arte: una vez cala en ti, es muy difícil que olvides las líneas.


Os recuerdo que el libro de Cristina, publicado por Selecta (sello de literatura romántica de referencia en el ámbito digital ligado a una potente comunidad de autoras de voces hispánicas), podéis comprarlo a través de diferentes puntos como Amazon, iBook, etc.
















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