miércoles, 30 de mayo de 2018

El Mago de Oz: Teosofía y otras teorías de la conspiración.

Queridos, queridas:

   Uno sabe que los grandes clásicos de la literatura, esos que, aunque no se hayan leído, conocemos de su existencia, se han ganado ese gran título a pulso -aunque hablaremos de clásicos, de crítica literaria y qué hace que una obra sea clásica con calma en otro post-. 
   ¿Nunca os habéis parado a pensar que detrás de un libro hay una simbología entera que descifrar? Pues lo mismo pasa con los clásicos. Hay que ser un Iker Jiménez en un especial de Cuarto Milenio en la Noche de los Muertos y sacar todas esas teorías que podemos encontrar dentro de una obra. Ser un Sherlock Holmes de las palabras y de los significados, querido Watson. 
Después dicen qué los clásicos son aburridos. ¡JA!
   Hoy quería hablaros de un libro que seguro que todos conoceréis, ya sea por la novela en sí, por la película o por la canción «Somewhere over the Rainbow», es decir, la novela «El Mago de Oz» -y si no lo haces, permíteme decirte que has desaprovechado toda tu infancia-.
   ¿Y si te digo que «El Mago de Oz» va más allá de un libro para niños? ¿Cómo te quedas? ¿Y si te comento que vamos a hablar de Teosofía? Aquí se ha venido a jugar, Watson.

Primero hemos de situarnos: 
«El (maravilloso) mago de Oz» es un libro escrito por Lyman Frank Baum. Nos cuenta la historia de Dorothy, una niña huérfana de catorce años que vive con su tía Em, su tío Henry y su perrito Toto en Kansas hasta que un tornado transporta la casa donde se encontraba Dorothy y Toto hacia un lugar totalmente desconocido para ella. Al salir su casa para ver en qué lugar se encontraba, unos seres desconocidos para ella, que se denominan munchkins, se les acercan y les dan las gracias por haber matado a la Bruja Mala del Este, entre los munchkins se encuentra la Bruja Buena del Norte, a quien Dorothy le dice que ella solo quiere volver a Kansas.
Para ello, le avisa la Bruja Buena del Norte, tendrá que ir hasta la Tierra de Oz, siguiendo las baldosas amarillas. 
En su camino, se encuentra con el Espantapájaros, que la acompaña hacia Oz porque quiere un cerebro para pensar; el Hombre de Hojalata, que acompaña a estos dos, junto a Toto, porque quiere tener un corazón y, finalmente, un León Cobarde, que a pesar de ser una bestia para muchos, el dice tener miedo de todo lo que le rodea. 
Ellos se aventuran hacia la increíble Tierra de Oz para poder conseguir sus objetivos. 

   No quiero contar mucho más, a pesar de que muchos sepamos cómo termina la historia, porque mi objetivo es que os leáis libros, no contarlos yo. 
Vamos a pasar de ser unas personas que hablan de libros «para niños» a personas que se interesan por teorías extrañas, Cuarto Milenio y la Teosofía. 

    Frank, hijo de Baum, admitió que su padre era un interesado en la Teosofía  Creía firmemente en la reencarnación, tenía fe en la inmortalidad del alma y creía que él y su mujer habían estado juntos en muchas vidas pasadas y volverían a estarlo en futuras reencarnaciones (¡qué bonito es el amor, oye!), pero no aceptaba la posibilidad de la trasmigración de las almas de los seres humanos a los animales, o viceversa, como en el Hinduismo. Estaba de acuerdo con la creencia teosófica de que el hombre sobre la Tierra era solo un escalón de una gran escalera que recorría muchos estados de conciencia, muchos universos, hasta un estado final de Iluminación. Creía en el Karma, que cualquier cosa buena o mala que uno hiciera durante su vida retornaría a él como recompensa o castigo en futuras reencarnaciones. Creía que todos los grandes maestros religiosos habían obtenido su inspiración de la misma fuente, de un Creador común
    Es probable que Baum supiera de la teosofía a través de su suegra, una notable mujer que fue figura activa en el movimiento de los derechos de la mujer y en otras causas sociales a lo largo de su vida.             
   Fue coautora, junto con Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony, de la Historia del Sufragio Femenino, en tres volúmenes, y fue uno de los primeros miembros prominentes de la “Asociación Nacional para el Sufragio Femenino” 
   Pero, ¿qué es la Teosofía, Celia? 
   Veréis, la Teosofía es un conjunto de enseñanzas y doctrinas creadas por Helena Petrovna      
   Blavatsky. En su obra La clave de la Teosofía, explica que el nombre «teosofía» es uno de los tantos que se utiliza para designar a una sabiduría sin edad, eterna, y el conocimiento de la verdadera realidad. Esta propone que todas las religiones surgieron a partir de una enseñanza o tronco común, que se ha ido bifurcando en diferentes ramas, llevando a contradecir la enseñanza original. El estudio comparativo de la Ciencia y la Filosofía son otra forma de acercamiento dicha enseñanza original.

¿Y qué hay de Mago de Oz en la Teosofía? ¿O era qué hay de Teosofía en el Mago de Oz? 
Mucho más de lo que pensabas hace diez minutos. 

   ¿Habéis visto que en un comienzo la película es en blanco y negro? Aunque ese sea un símbolo que no se vea en el cuento, es uno de los símbolos que podemos ver en el mundo de Oz, así que vamos a tenerlo en cuenta. La ciudad de Kansas representa lo material, y es allí donde dará comienzo su viaje espiritual a través de un tornado que la elevará hacia un mundo etéreo que la llevará al camino de la iluminación. El tornado, es decir, una espiral que se va elevando, es el símbolo del karma, los errores y las lecciones de vida. En la Teosofía, esta espiral representa la reencarnación, la muerte física del alma hasta que se convierte divina. Asimismo, esta simbología se repite en el famoso camino de baldosas -«sigue las baldosas amarillas»-, que representa el camino de la vida y el amarillo es el color  que representa la armonía. Pasamos de unos planos lúgubres a unos planos llenos de colores vivos.        
 Así, intuimos que la Teosofía nos va a llenar y nos va a dar luz a nuestra vida con esa «verdad».
   Dorothy también recibe los zapatos de plata que llevaba la Bruja Mala del Este, a la cual había (¿atropellado?) matado al caerle su casa encima. El color plata de estos zapatos representa el famoso «cordón de plata», considerado por los ocultistas la unión entre el mundo material y el espiritual. 
   Nuestro amigo el Espantapájaros nos representa el intelecto y la razón. Vemos que es él quien, a pesar de afirmar que no tiene cerebro, toma todas las decisiones del grupales que afectaran al desarrollo de la historia.
   El Hombre de Hojalata es amado, ama y siente como aquellas personas con gran corazón, a pesar no tenerlo.
   El León Cobarde representa otra de las facetas del ser humano, aquel que se muestra horrible y dañino, pero que en verdad en su interior solo siente miedo. 
   Entonces,  cuando ellos van andando por ese camino de baldosas amarillas, representado como el sendero de la restauración, verán que el Mal se interpondrá por su camino (La Bruja Mala del Oeste) para llegar hacia el Mago de Oz (el Mesías que les proporcionará aquello de lo que carecen).
   Como podemos observar, vemos representado el bien, el mal, el amor, la razón, la valentía y la cobardía, es decir, al ser humano en sí, en un cuento para niños que va mucho más allá de ser una simple historia.
Y, como dato adicional que os voy a dar y que no tiene nada que ver con la Teosofía, debemos fijarnos en quiénes forman esta maravillosa historia: mujeres. Son en su mayoría mujeres que lideran, tanto la protagonista como la antagonista (o las cuatro brujas y Dorothy, para que nos entendamos).
Por ese motivo, este libro fue censurado en Chicago en el año 1928 y también en Detroit desde 1957 hasta el año 72 por la misma razón.
¿Es Baum uno de los aliados al feminismo más importantes del pasado siglo? Quién sabe...












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